La mayoría de personas no suele cambiar los DNS que utilizan para conectarse a internet, por lo que terminan usando los DNS por defecto que brinda el proveedor de internet (Telefónica en mi caso). Pero esto puede traer potenciales problemas si el proveedor no se preocupa lo suficiente en mantener dichos DNSs rápidos y seguros, por lo que existe la posibilidad de ser víctimas, sin saberlo, de ataques de “spoofing“, lo cual podría provocar que, aunque ingresemos la URL correcta de una página, esta se redireccione sin que lo notemos a una página infectada.
Otro problema al utilizar los DNS de nuestro proveedor de internet es el uso “abusivo” que este pueda darles, como es el caso de la famosa “Ayuda en la búsqueda” de Telefónica, la cual redirecciona las búsquedas o URLs inválidas a una molesta página de “Ayuda” con anuncios.
Dicho esto, ¿En quien confías más para direccionar tus peticiones de URLs? ¿En tu proveedor de internet o en Google?
Pues bien, vamos al grano entonces. El proceso para actualizar sus DNS a los nuevos DNS públicos de Google (8.8.8.8 y 8.8.4.4), en la mayor parte de los casos, es el siguiente...
Entras en Panel De Control de Windows, luego Conexiones de Red e Internet...
Conexiones de Red...
Seleccionamos Protocolo Internet (TCP/IP), y le das Propiedades...
Seleccionas "Usar las siguientes direcciones de Servidor DNS... y colocas los DNS de Google.. y Aceptas... Listo...
Ya yo toy probando el desempeño.
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